FUENTE: LA NACION 23/08/08
Por Juan Manuel Trenado Enviado especial
PEKIN.-"¡Olé, olé, olé, cada día te quiero más!" Maradona fue el que empezó en la platea. Y sólo él podía provocar lo que siguió. El plantel completo de las Leonas, apenitas después de ganar la medalla de bronce, empezó a gritar en la cancha. El mundo al revés, las protagonistas gritando por el espectador: "¡Olé, olé, olé, Diego, Diego!"
Jamás debe dejar de celebrarse una medalla. Nadie sabe cómo serán las siguientes generaciones de Leonas. Nadie sabe si esto se repetirá.
Las chicas argentinas, por supuesto, estaban bien dispuestas a disfrutar la conquista, pero la presencia de Maradona, este repentino fan oficial de todos los deportes de la delegación aquí en Pekín, las contagió para reforzar esa idea de que el bronce vale.
Aun lejos del objetivo, la sensación que le queda al que gana estos partidos por el tercer puesto es más positiva que la de perder una final. Ese fue el consuelo argentino, pese a que aquí se llegó con una sola meta y no se consiguió. La mirada inmediata, entonces, puede ser negativa.
Sin embargo, al tomar distancia de lo que ocurrió en estos Juegos, el balance permitirá ver un equipo que, pese a ir renovándose de a poco, se mantuvo en el podio en tres períodos olímpicos consecutivos, tras las medallas de plata en Sydney 2000 y de bronce en Atenas 2004. Eso no es poca cosa.
Si no, que lo digan Magdalena Aicega, Soledad García, Mercedes Margalot, Luciana Aymar, María de la Paz Hernández y Paola Vukojicic. Ellas formaron parte de todo ese proceso y en el repaso de sus carreras podrán decir que son las más ganadoras de medallas para nuestro país, sólo detrás de Carlos Mauricio Espínola, que tiene cuatro.
Del mismo modo que las argentinas sufren ante Holanda, flamante campeón olímpico, este seleccionado alemán empieza a tener un trauma importante con la Argentina, que le ganó claramente los últimos tres partidos que jugaron: 6-2 en la final del Champions Trophy, 4-0 en la primera rueda de los Juegos y el 3-1 de anoche, con goles de Claudia Burkart, Carla Rebecchi y Noel Barrionuevo.
De todas formas, de ahora en más, muchas cosas quedan por definirse. ¿Cómo sigue la vida de las Leonas? Magdalena Aicega, la capitana, dará un paso al costado y Luciana Aymar ya dijo que no llegará a Londres 2012, aunque sí acompañará en la campaña previa para de esa cita para apuntalar el desarrollo de las nuevas jugadoras. Básicamente continuará, al menos, hasta el Mundial de Buenos Aires 2010, en GEBA, como también lo hará seguramente Mercedes Margalot.
Tampoco hay todavía definiciones sobre el entrenador. Gabriel Minadeo festejó alocado cada gol argentino para conquistar la medalla. Porque se trató de su primer Juego Olímpico a cargo del equipo y las responsabilidades fueron inmensas. Aunque el Champions Trophy había sido un buen espaldarazo, sentía la obligación de mantener alto el prestigio. "Me tocó una etapa en la que había que renovar el equipo, mechar chicas nuevas, ensamblar todo y probar cosas después del gran ciclo de Cachito Vigil, que fue extraordinario. El recambio es permanente. Siempre se buscan jugadoras nuevas, que estén a la altura del hockey internacional, que está muy lejos de lo que es el juego a nivel nacional. Hay que prepararlas física, mental y técnicamente".
Su continuidad es un tema pendiente y eligió ser evasivo: "Tengo contrato hasta marzo del año que viene. No pensé ni hablé con los dirigentes sobre lo que va a pasar. Eso se verá más adelante. Quiero disfrutar esto y no pensar si es el final o el comienzo de algo. Hay jugadoras que se pudieron retirar con tres podios y eso es una alegría enorme. Ganar una medalla es dificilísimo, muchas de estas chicas ganaron tres".
Lógicamente, el técnico quiere continuar para fortalecer su proyecto de renovación, pero la decisión final la tomarán los dirigentes.
Las Leonas siguen estando ahí, entre las mejores, aunque siempre les faltó algo para llegar al oro olímpico. Hoy, por ejemplo, están muy lejos de las holandesas, que se consagraron tras vencer a China por 2-0 en la final. Habrá un tiempo para descansar y disfrutar. Luego se deberán definir varias cosas del futuro inmediato que hoy son inciertas. Y enfocarse para recortar esas diferencias deportivas que hoy las separaron de la gloria máxima que buscaban.